noviembre 29, 2010

Viernes, Otoño.

-Solo quédate por mi.
 Fue lo ultimo que el Principito oyó decir. Pues tras esa melodía, la portadora de aquella voz angelical, se convirtió realmente en ángel.
 Todo comenzó un Viernes de otoño, las hojas secas caían, la brisa helaba los corazones, la soledad inundaba las almas, nada parecía tener vida. Pero existía alguien especial, la típica excepción a la regla. La angelical soñadora, hermosa en demasía, portadora del corazón mas grande y puro, era monstruosamente perfecta. 
 Y entre el montón, un típico joven, con su corazón consumido por la desolación, con su alma casi marchita, notablemente invisible a la vista de todos. Cualquiera que lo viera mas de 2 minutos se daría cuenta de que en realidad no está donde se lo ve; cualquiera se daría cuenta que lo qué se ve es un capullo, mientras que el ser que habita en él está siempre ausente, viajando en los confines de su propia mente, atrapado en sus sueños. 
 Ambos vivian en la misma ciudad, en el mismo ghetto, en las afueras de la "civilización", es mas...en la misma cuadra, uno junto al otro, y a pesar de eso, jamas en la vida se habian visto ni las caras, jamas habian cruzado palabra, pues el temía hasta de respirar, y ella vivía encerrada en su burbuja, en su castillo de cristal.

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